Cuando tenemos una creencia muy arraigada, muy profunda en nosotros, cuesta mucho soltarla, desapegarse, porque lleva a encontrarte en un vacío difícil de sostener. ¿Ahora a que me agarro?.
Te resistes a soltarla porque la sientes como entidad, la sientes que eres tú y por ello no te puedes traicionar a ti mismo. Es el pensamiento que has sentido como tu verdad por mucho tiempo.
Tu mente te lleva a no desapegarse de ello porque es más fácil seguir donde estás y así permanecer seguro en tu zona de confort.
A la mente no le gusta transitar por nuevos caminos, que pereza.
Ahora que escribo sobre ello te voy a contar que una de muchas creencias que me frenaba, era que en mi familia estaba instalada la creencia de que “te casabas para toda la vida”. Lo cual me llevaba a sufrir muchísimo cuando pensaba en separación o divorcio, lo vivía desde la culpa, porque ya no sólo me traicionaba a mí, traicionaba a toda mi familia. Era un gran peso tener que vivir con ello, hasta que lo pude transformar.
En estos momentos de incertidumbre donde diferentes estructuras culturales, educacionales, patriarcales están cayendo, es la gran oportunidad de confrontar todo aquello que nos estaba limitando para poder dar paso a lo nuevo.
Te invito a revisar tus creencias y observa a que te estás resistiendo.
¿Qué creencias tenías hace unos meses que ahora comienzas a cuestionar?
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